"No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos que forman parte de nuestra rutina y nos minan tan meticulosamente como el tiempo.
Para engañar a la melancolía hay que moverse sin tregua. En cuanto nos detenemos, ella se despierta, si es que alguna vez se adormeció realmente".
Emil Ciorán. Ese Maldito Yo.
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